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Pastoral 29 OCTUBRE 2023

Pastoral 29 de Octubre - Ap. Alberto Magno Sales de Oliveira

¡El Ministerio de la Oración Intercesora es para Hoy!

“Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar”. Efesios 6:18-20 Alguien dirá que esto es para los tiempos del Antiguo Testamento, que ahora estamos bajo la gracia y que no hay necesidad de sufrir desde que Jesús murió en la cruz. Pero, vayamos al Nuevo Testamento y miremos lo que la Palabra de Dios dice acerca de esto

Recordemos que el A.T. consiste en una historia de 4.000 años mientras que el N.T. sólo cubre unos 70 años. Mucho de lo que sucedió en esos 70 años no fue registrado. Juan dice que, si todo se hubiese escrito, el mundo no podría contener todos los libros que se habrían necesitado (Juan 21:25).

Jesús vino a darnos un nuevo mensaje y una nueva forma de vida, pero ni una sola vez se salió del patrón eterno de Dios. Se hizo hombre y vivió entre nosotros como tal y siempre mostró su completa y absoluta dependencia en Su Padre.

Él empezó Su ministerio con 40 días da ayuno y lo continuó con oración constante y largas noches de oración intercesora apartado de la multitud. Su comunión con el Padre no podía quebrarse (Lucas 6:12).

En vísperas de su muerte Él habló a Sus discípulos con calma, paz y gozo. Su paz era tan grande que dijo: “La paz os dejo, mi paz os doy” (Juan 14.27). Estaba tan tranquilo que pudo decir: “No se turbe vuestro corazón” (Juan 14:1), y su corazón estaba tan lleno de gozo que deseaba que ellos fueran llenos de Su gozo (Juan 17:13). A pesar de que pocas horas después estaría agonizando en Getsemaní.

 

Jesús, el Verdadero Patrón de un Intercesor.

 

Marcos 14:32-42 describe de una forma muy linda la oración intercesora de Jesús. Mateo 26:37 describe esta hora de sufrimiento así: “comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera”. En ambas escrituras la palabra utilizada es ADEO, palabra griega que habla de extrema angustia mental. ¿Cómo pudo Jesús estando tan lleno de paz, calma y gozo, de repente enfrentar tanta angustia?

 

¿Por qué sufrió Jesús?

Yo creo que cuando Jesús vio tanto pecado en la humanidad, vio nuestro orgullo, miedo, fallas, odio y enojo, vio cómo los demonios poseían a muchos, vio la angustia de las hijas de Eva a través de los años y la crueldad que los esclavos sufrían, entonces su corazón lleno de bondad y amor se quebró.

En aquella hora Él nos encontró en el Espíritu y la agonía causó que derramara Su sangre. La presión era muy grande, pero le dio la fuerza para terminar Su trabajo.

Sólo si vemos el sufrimiento del mundo como Jesús lo hizo podemos entender la necesidad de “dar nuestra vida por los demás”. Y esta es la visión que debemos tener para sentir la carga para interceder.

En Hebreos 5:7 leemos: “Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente”. La palabra lágrima fue traducida del griego KRAUGE y significa llorar de dolor. Esa noche Él lloró y sufrió para que este mundo renaciera. Lo hizo por todos los hombre y mujeres que habían vividos hasta entonces y todos los que habrían de nacer. Isaías, que había vivido 600 años antes de esto lo vio en el Espíritu y profetizó: Verá (Jehová) el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. (Isaías 53:11).

 

Hoy Necesitamos Intercesores.

Hoy Dios está buscando intercesores. Él necesita hombres fuertes con el corazón quebrantado que agonizarán como lo hizo Jesús, su hermano mayor. En los tiempos en que Judá estaba a punto de ser tomada en cautiverio, Dios buscó a un hombre que intercediera como Moisés lo hizo por Israel. En Ezequiel 22:30-31 dijo Dios: Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé. Por tanto, derramé sobre ellos mi ira; con el ardor de mi ira los consumí; hice volver el camino de ellos sobre su propia cabeza, dice Jehová el Señor.

Hoy es igual, Él se está preparando para consumir grandes partes del mundo con fuego atómico y llama a hombre para que intercedan, sufran y lloren como lo hizo Jesús, Su Hijo. ¿Será que ahora encuentra a alguien? ¿O tendrá que decir otra vez Y NO LO HALLÉ?

Hubo muchos hombre y mujeres de ayer que fueron excelentes intercesores y la mayoría de ellos hoy están en la presencia de Dios; y no hay nadie que hoy llene esas plazas vacantes.

Muchos se ofrecen para predicar, para enseñar, algunos para contrabandear Biblias y otros para servir en la administración. Pocos son voluntarios para interceder. ¿Tendrá Dios que juzgarnos por ser tan indiferentes a Su llamamiento? ¿Llorará alguien por los pecadores? ¿Llorará alguien para que Israel renazca? ¿Será que alguien derramará su alma para que este mundo reciba la revelación del Mesías Resucitado?

Mientras María derramaba su alma en la tumba vacía de Cristo, Él se reveló a ella. María tenía sus ojos tan llenos de lágrimas que no lo puedo reconocer inmediatamente, pero fueron esas lágrimas las que llevaron a Jesús hacia ella. Oh hija de Sion, echa lágrimas cual arroyo día y noche; no descanses, ni cesen las niñas de tus ojos. Levántate, da voces en la noche, al comenzar las vigilias; derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor. (Lamentaciones 2:18-19).

 

Transcrito de Gwen Shaw

 

En el Amor del Señor y en la Lucha por el Reino, Alberto Magno y Gladys de Sales, sus pastores.